Imagen de perfilViaje a un destino incierto.

cristina santiago 

El agua se tornaba de un azul cada vez más oscuro, tanto como el destino que les esperaba al llegar a Europa. Subieron a la barcaza con el engaño de que al pisar tierra firme en el continente soñado, se les acabarían las penurias, que la vida sería fácil. Dejaron tras de sí una travesía llena de tortura y ya no había manera de evitar la suerte del rumbo incierto. Llegaron cansados, y a la vez esperanzados, con el alma herida por quienes dejaban atrás. Les aguardaban letrados del turno de oficio del colegio de abogados, la guardia civil para declarar, los médicos voluntarios para atenderles de la hipotermia. Bastó una mirada de los voluntarios buscando sentido a lo que sucedía para entender la naturaleza de un drama humano: una tragedia que define la raza humana, que nos retrata en nuestras propias miserias mientras la muerte danza ante nuestros ojos.

 

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