Los jueces tambien se enamoran
María José Irigoyen Del CastilloMe llamo Marcos y amo a Fatima. Estudiamos juntos la carrera de Derecho. Ella por vocacion, creia en la Justicia. Y yo, por herencia, toda mi familia vestia toga. Mi destino estaba escrito: la judicatura. Ella tenia clara que postura iba a adoptar, el turno de oficio.
Hoy la he vuelto a ver, despues de varios años. Llevaba la defensa de Fito, un habitual de los juzgados. ¡Que mujer, que soltura exhibiendo graficos y pruebas!
En una rapida vision panoramica me han venido a la memoria todos los años de facultad. Y como si saliese de un eclipse, me he armado de valor, invitandola a cenar esta noche. Se ha quedado paralizada y he temido lo peor. Ha dicho que si. La sala ha estallado en aplausos. Seguidamente he absuelto a Fito, que me ha sonreido guason desde el banquillo.