Mi fiel consejera

M¡¦. Carmen Bañuls Torres · Valencia 

El retrato de mi esposa, fallecida poco después de nuestra boda, preside mi despacho. Desde su marco de plata, sus ojos dulces me miran desde hace años con ternura y orgullo.
A ella nunca le gustó aquel cliente. Sus modales brutales, sus palabrotas, sus turbios negocios… Pese a ello, representaba trabajo y contactos importantes. Un día vi que el retrato tenía el ceño fruncido: Una advertencia.
La detención del cliente por el asesinato de un juez me hizo decidirme. Conseguí su libertad provisional, pero renuncié a su defensa.
La víspera de nuestra última reunión trabajé hasta tarde. Un leve ruido me distrajo y alcé la vista: El retrato de mi mujer lloraba en silencio. La miré a los ojos y no lo dudé: Descolgué el cuadro, y con él en brazos salí corriendo. No cogí ni mi birrete de profesor.
Esa misma noche un incendio intencionado destruyó mi despacho.

 

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