Liberación

Nela Miralles Pujol · Barcelona 

Desde el día de nuestra boda, mi vida ha sido una pendiente cuesta abajo. Y cuesta tan poco odiarte, créeme.
A menudo, en sueños, cuelgo mi birrete de abogado y me cubro con un pasamontañas. Me acerco a ti, sigilosamente; por fin, voy a matarte. Entonces me despierto de golpe, sudando, y busco mi orgullo entre las sábanas. Pero sólo te encuentro a ti, durmiendo plácidamente; suelto una palabrota, tú protestas, después me ignoras.
Hoy, sin embargo, el sueño se ha cumplido. Alguien me lee mis derechos; me resulta gracioso. Estoy tranquilo, feliz, libre de ti. Asisto a mi detención porque jamás me hubieras permitido asistir a nuestro divorcio. Y nunca he sido partidario de la cadena perpetua.

 

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