Juicio en primera instancia

Diego García-Abril Goyanes · Pozuelo de Alarcón (Madrid) 

Nada más decir la palabrota se produjo la detención. Abogado y fiscal acudieron a la llamada del juez, quien les informó del caso. Ambos decidieron llamar al reo a declarar. El detenido, de apenas tres años, repitió con su lengua de trapo lo que había dicho minutos antes: “Mamá erez boda”. La hermana mayor, que contaba con nueve años y actuaba de fiscal, insistió en que donde el niño decía “boda” había que interpretar “boba” y que eso era una falta contra la mayor autoridad de la casa que debía ser castigada. El hermano de ocho años se encargó de la defensa y argumentó que la edad eximía de toda responsabilidad al benjamín de la familia. El juez, que miraba la escena con orgullo, decidió dar la razón a su hija y le impuso el birrete, tal y como era costumbre cada vez que se ganaba un caso.

 

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