Ilustración: Juan Hervás


Birrete de cartulina

Pilar Gil Guijarro · Madrid 

Me hice un birrete con cartulina negra y cola blanca para la fiesta de disfraces, mientras mis compañeras cosían con dedal y aguja, parloteaban de vestidos de novia y soñaban con una boda preciosa. Quería ser abogada, no casada ni soltera. Apenas abría la boca en el aula, me sentaba sola en los bancos corridos del comedor y me arrinconaba en la última cama de la sala de dormir. Peroraba para mis adentros alegatos de defensa y atesoraba un código viejo de 1870, hurtado de un estante olvidado de la biblioteca. Bizqueaba y soltaba palabrotas cuando nos mostraban a alguna pareja en busca de huérfanas para adoptar. Menudo orgullo tiene la flaca, para ser hija de presidiario. Sin embargo, yo no recordaba el día de su violenta detención en mi presencia con cinco años, sólo el día del juicio, cuando el abogado defensor se miraba los cordones de sus zapatos.

 

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