Mi primera vez

Samuel Amutio · Nájera (La Rioja) 

Todavía recuerdo mi primera vez. Un juicio muy irregular. Sin sala donde realizarlo, se llevó a cabo al aire libre, vista por cualquiera. Tampoco había informes, ni siquiera abogados. Tras sendas declaraciones de los dos implicados llamé al único testigo. ¡ste confesó que vio al acusado robar de la bata del agraviado su bien más preciado. Mi condena fue clara. El pícaro, avergonzadísimo, entregó lo robado. Fue entonces cuando la profesora tocó el silbato. Acabó el recreo, tocaba la hora de plástica en la que estábamos pintando una maqueta de «La Niña» de Colón. Por el camino, entregué al afectado su bien: una pequeña bolsa de tela, manchada de arena, llena de brillantes canicas. Al ver su cara de felicidad me sentí satisfecho, llegué al clímax. Hoy, cincuenta años después, dejo mi profesión como Juez sin guardar buen recuerdo de cualquier otro pleito. La magia de la primera vez.

 

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