Abogado del diablo

Nuria Gómez Lacruz · Madrid 

Soy un abogado famoso desde que el Diablo me contrató. ¿Me contrató? Acaso sea el momento de contar la verdad. Tras atender una misteriosa llamada de teléfono, acudí a una cita inquietante, sin red de seguridad ni flotador, acompañado sólo por un cachorro de mastín que nunca mostró signos de bravura. Quizá confié en que la providencia me echaría una mano. Un extraño personaje con cuernos y rabo me abordó, arrastrándome a este siniestro lugar donde las almas afligidas deambulan por entre el vapor de las calderas. “Abogado -me dijo- San Pedro se niega a abrirme las puertas del Paraíso. Necesito entrar allí para robar cien almas. Negocia con él y, cuando doblegues su voluntad, serás eternamente libre”. La policía ha clasificado mi desaparición como un expediente X, sin sospechar que un cliente de mala calaña ha obtenido por la fuerza la exclusividad de mis servicios profesionales.

 

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