San Raiumundo de Peñafort del año 2014

JoséLuis Gómez Gusí · MADRID 

Era ya un acto típico en la mañana de la festividad del patrón de los Abogados, que un año más traía de cabeza a los organizadores, un rastrillo donde colegiados y extraños estaban invitados a licitar por aquellos objetos que llevaban a tal fin aquellos que se jubilaban y que no les importaba desprenderse de algunos de sus recuerdos. Se acumulaban libros y códigos obsoletos, derogados por la prolífica verborrea del legislador, minutas manuscritas de antiguos documentos, de caligrafía clara y olvidada, birretes, togas, plumas, tinteros, títulos, medallas y emblemas.., antig¡edades cubiertas de polvo, incluso el talón sin fondos que para abono de mis honorarios entregó mi propio cliente cuando el hecho era un delito tipificado en el Codigo Penal. Todo estaba allí, al final de mi vida, con la esperanza de obtener algún dinero que ayudara a mitigar mi magra pensión.

 

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