Reencuentro

Jorge Blanco Casas · Cobeña (Madrid) 

Allí estaba el decano, empalagoso como un pastel de merengue, desagradable como la deuda que arrastro. No había cambiado, mantenía el aspecto de antaño, cuando exprimía las horas de mi vida en un aula de la facultad. ¡Cuántas noches en vela por su culpa, cuantas frustraciones atribuibles a su causa! Su foto, encabezando la orla, convirtió ésta en un cachivache absurdo, condenado al olvido. Y ahora, ¡Dios!, su cara de nuevo, el juez a cargo del caso, con un destino grabado en su alma: cerrar el candado de la celda que me aguarda.

 

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