La Jubilación

Elisabeth Rafart Corominas · Girona 

No podía admitir que mi jubilación como abogado fuera un candado que me cerrara la puerta a la vida intelectual. No podía aceptar ser poco más para la sociedad que un cachivache de 65 años, un ex decano empalagoso que contaba historias de viejo a los nietos. Tenemos una deuda con los jóvenes letrados y por ello, con algunos compañeros jubilados, se creó un nuevo servicio a disposición de los letrados, “el practicum sénior”, en el que los “cachivaches” ejercíamos de tutores a lo largo de un año de todos los letrados noveles, con disponibilidad telefónica las 24 horas del día, por si la guardia en comisaria creaba sudores o miedos. ¡Y no nos va del todo mal, los letrados noveles suben al estrado con seguridad, acompañados por nosotros, y a los abogados jubilados no nos pena el alma!.

 

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