Artículo 528

Carmen García-Gancedo García · Avilés 

Sentado en una cafetería sorbo mi café matutino mientras entre ojo y ojo al periódico, escucho conversaciones ajenas -Lo que te digo José, ¡ladrones del demonio estos abogados! – «Aquí está el listo de turno» pienso – voy a un despacho el otro día – relata de forma gratuita – cuento la demanda que me puso mi vecino Ramón, y como respuesta obtengo: «artículo 528». Me lee tres líneas y cobra cien euros ¡eso lo podía haber hecho yo! Y luego hablan de justicia… Me doy cuenta de que mi código civil sobresale del maletín. Ambos hombres me interceptan en un intento por esconderlo. – ¿Abogado? – pregunta – De oficio- respondo sabiendo que es lo que quiere oír – Buena gente, vosotros. Ignorante. Doy gracias de que el 528 sólo tenga tres líneas, preparar la defensa de Ramón me ha llevado innumerables horas. Creo que ganaremos el juicio.

 

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