Imagen de perfilEN LOS PANTANOS

ERNESTO PASTORA 

Desde pequeño aprendió que solo el correcto empleo de su inteligencia le daría oportunidad de escapar algún día de aquellos pantanos. Los lastimeros gritos que los cuervos lanzaban al sol de invierno para que este se escondiera tras los sauces, protegiéndolos de esta manera con el suave manto de la noche azabache, se lo indicaban.

Como las cicatrices de sus costillas, también sus graznidos le traían aquellos oscuros presagios que le hacían sentirse tan vulnerable; pues a ambos, la negrura de sus plumas, les había bastado para que los tratasen de erradicar.

Pese a ello su población (y con ella su fuerza) se había multiplicado, y por eso mañana, el primer Abogado de color juraría su cargo en aquel Condado, donde hasta hacía poco, a los de su raza, únicamente se les dejaba acceder al juzgado para acabar legalmente ahorcados.

 

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1 comentario

  • A este abogado no le van a faltar dos cosas: clientes con su mismo color de piel, que han sufrido injusticias que necesitan ser reparadas; al tiempo que la fuerza para afrontar una lucha dura y constante que no abandonará, porque es la suya propia.
    Buen relato de un guerrero que adquirió esa condición en el momento en el que no se resignó a su destino, a seguir pisoteado, para lo que se pertrechó de la única y verdadera arma posible: la razón y la ley, la que dice que todos los hombres son iguales.
    Suerte con esta buena historia, Ernesto.
    Un saludo