Muerte muy natural

Manuel Molina Domínguez · Palma de Mallorca 

“Fallo multiorgánico inespecífico” diría escuetamente, tras esa jornada aciaga, el Informe Forense ya encargado ex profeso. Visualizó anticipadamente la inminente celebración: el Magistrado soplaría las velas, brindaría con la copa que él mismo -su hombre de confianza en el Juzgado Central de Instrucción- le habría servido previamente, y, sin transición, se desplomaría de cara contra el merengue de la tarta de cumpleaños, como queriendo traspasarla con la cabeza. Todos lo achacarían a la ansiedad provocada por su infernal ritmo de trabajo. Sobre todo desde que instruía ese importante caso de sobornos y corrupción política que implicaba a un sector del Gobierno por vertidos tóxicos contra el medio ambiente. Pero ahora debía concentrarse: abrió el candado de su pequeño maletín, extrajo cuidadosamente el frasquito suministrado por el letrado de la multinacional petroquímica, y se dirigió raudo hacia el despacho del Juez, desde donde comenzaban a oírse ya incipientes murmullos de felicitación.

 

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