Mi juicio final

Víctor Manuel Sánchez Tejón · OVIEDO 

Como cada mañana desde hacía unos años, una extraña ansiedad recorría su cuerpo. Había vivido deprisa, sin pausa, y en su 65 cumpleaños nada podía hacer que olvidase su juicio final. Desayuno sin gana y deprisa; se despidió de su mujer, quito el candado a su vieja bicicleta y se dirigió a su pequeño despacho en la vieja Vetusta. A su llegada encima de su mesa, la sentencia que llevaba esperando años. Detrás quedaba una larga instrucción y un proceso penal difícil, y tóxico para su salud, se encontraba ante sus ojos. Suspiro profundamente y se sumergió en su lectura. Después de doce interminables hojas, por fin el fallo, una lágrima se deslizó por su arrugada mejilla?su hijo, quedaba absuelto. Salió sin dilación a celebrar, tras muchos años, su cumpleaños con toda su familia.

 

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