El regalo

Alvaro Fernández · Buenos Aires 

Nadie sabe por qué el día de su cumpleaños. Tampoco desde cuando tenía esa obsesión, esa ansiedad de manos húmedas, pero dispuestas a todo. Un Juez de Instrucción, con futuro de Corte Suprema, incorruptible, un mural familiar en el despacho, sonrisa de padre rodeado de pequeños, un ejemplo a seguir por todo estudiante de abogacía que se considere un hombre hecho y derecho. Pero ese era el día, su hora señalada… Un buen surtido de bebidas y tóxicos, la anestesia. El coraje faltante y necesario para su atrevimiento a la locura, esa locura de confesarlo todo, de cortar el yugo de una vergüenza demasiado ajena, demasiado impropia, ese maldito candado que por tanto tiempo lo tuvo dentro closet… La voz parlante de su secretaria le anuncia la llegada del regalo: —Su señoría, el señor Richmond ha llegado. —Sí…hágalo pasar, por favor… y que nadie nos interrumpa…

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión