El viejo sorchi

Julio Montesinos Barrios · Córdoba 

Derrama sus años en una cascada de canas. Ojos claros, jeta bien conservada, y sonrisa inquietante como revoloteo de buitre. Es el protector de mi único testigo. El Harrison Ford de los pobres. Custodio del tipo cuya declaración sustenta el armazón de mi defensa, inestable en sus cimientos y famélica de pruebas. Sin embargo, su alergia crónica a los galones desde su época de soldado, de sorchi chupaguardias, le convierte en un inestable aliado para mí, que me bato el cobre como jurídico militar intentando ganar el caso. Y dejo constancia por escrito que es la primera vez en la historia del ejército que el testigo accidental de un asesinato en el cuartel sea protegido por sí mismo, en su carpetovetónica faceta bipolar de superhéroe baturro con la que gusta disfrazarse en los momentos importantes.

 

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