UN BUEN CLIENTE

Eva María Cardona Guasch · Ibiza 

Ramírez se convirtió en el mejor cliente del despacho. Ya era un empresario exitoso cuando confió en mi, un recién licenciado de sobresaliente expediente académico pero notable falta de experiencia. Gracias a mis consejos ganó mucho dinero. Tanto que me resulta imposible hacer el cálculo. Durante años le asesoré en grandes contratos, negocié para él buenos acuerdos. Con mi asistencia letrada consiguió sentencias favorables en todos los pleitos. Ramírez fue un buen cliente porque me proporcionó mucho trabajo y sustanciosos ingresos. Era de los que pagaba y además agradecía. Por eso no puedo presentar mi renuncia a cumplir un último encargo: una demanda por la negligencia médica que le arrebató la vida. Y estoy tentado de hacerlo. Porque aunque gane el caso y sus herederos me paguen y me lo agradezcan ninguna sentencia me devolverá la compañía del amigo.

 

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