SIEMPRE NOS QUEDARAN LOS BARES

Elena Lázaro · Sacramenia Segovia 

La nave aterrizó sobre una petrificada superficie vítrea. Don Herminio, letrado ilustre, aspiraciones visionarias de científico interestelar iniciaba La Comitiva de negociaciones. Tendió al primer ser endémico emergido una remolacha terrícola a modo de ofrenda -prueba de tecnología avanzada- y dos mil folios de instancia de solicitud de asilo que el ser rechazó espantado. “Acepte mi disculpa por nuestra falta de invasión, nuestro pueblo, aquejado de Crisis, precisa espacio…¿ sería mucha molestia si les colonizáramos?” Como el ser, tipo ameba, no fuera muy comunicativo continuó…”ya saben, hipoteca, prima de riesgo, iva…” Regresó triunfante Herminio con el permiso tácito de los extraterrestres para mudar el Planeta Azul al Nuevo Mundo. Olvidó que habiendo viajado a la velocidad de la luz, el tiempo se había detenido para él y sus colegas, no así para La Tierra y sus habitantes. Nada ni nadie quedaba. -Manolo, y ahora qué hacemos…!ni un bar!-gimió desconsolado

 

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