NECIO IMPUTADO

Mª Belén Mateos Galán · ZARAGOZA 

El comisario cornuales, entro en mi despacho sin previo aviso, sin los toques de cortesía y sin un: buenos días. Su falta de educación transformo mi sonrisa en una mueca algo frívola y apática. Escuche por mera cortesía profesional aquello que brotaba, de manera irracional, por su boca. Un mal cálculo a la hora de contar el dinero confiscado en una redada de narcotraficantes, le señalaban como culpable de quedarse una pequeña fortuna y no estaba dispuesto a renunciar a su placa tras veinte años de insufrible servicio. Fui asintiendo a cada una de sus palabras y sin casi parpadear, le sugerí, como supuesto futuro abogado suyo, que en su primera audiencia ante el tribunal, su asistencia fuera puntual, pero privándose del rolex que tan radiante salía de su manga y del descapotable, que aparcado de manera imprudente, tapaba la salida del utilitario del juez.

 

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