Mi hora vacía
Odila de la Torre LópezAún temprano. Voy caminando hacia la espera del comienzo de una comparecencia. Los pasos se rinden ante la puerta cerrada de una Sala del Juzgado. Esta se vuelve protagonista de mi paciencia,pues imagino durante el tiempo que transcurre hasta la celebración de la vista, que de la misma surge un comité de bienvenida que disipa la tensión acumulada. Deambulo esperando,observo a justiciables que llegan confiando en una prórroga perenne que amortig¡e su dolor, oprobio que acrecientan sus mentes a medida que se dilatan los minutos. Intento involucrarme en el pensamiento de los que padecen o dramatizan la espera, pero me distrae la visión de un cuaderno olvidado. Entonces sorprende en la puerta la voz que avisa del fin de la tregua, fustigando el oído de algunos , irritándolo como medusa adherida, que para mí solo es expectativa de un comienzo que nos sumerge en el mar de la justicia.