La recompensa

Leticia Latorre Luna · MURCIA 

Una mañana sin duda ajetreada, todo por culpa de un juicio en el que consumo todas mis energías, la cabeza me da vueltas sin cesar, mi estómago pidiéndome alimento, los problemas cada vez son más, y tras la desobediencia de mi cliente pocas son las buenas noticias que me cabe esperar. Cuando el largo día por fin acaba, donde el malhumor inunda mi persona, mis ganas de luchar desaparecen y mi ilusión con ellas, entonces al llegar a casa, me recibe mi hijo disfrazado de vaquero con una grande sonrisa y un dibujo entre sus manos: era él con una toga y un bocadillo que decía: “de mayor quiero ser abogado”. Su carita ilusionada y orgullosa me revive en cuestión de segundos, como un brujo hace magia, sin más mi hijo me hace recordar porqué amo mi trabajo, su orgullo es la mejor recompensa que podría tener como abogada.

 

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