Héroes

Arturo Otegui Malo · Madrid 

De pequeño mi hermano era bajito, con gafas y la nariz siempre enterrada en un libro. Si jugábamos a los vaqueros, era el indio. Si jugábamos a los caballeros, el repelente brujo malvado. Yo, bastante más alto y fuerte, hace tiempo que me rendí ante tanta injusticia pero él, casi veinte años después, protegido solo por sus gafas y armado con un libro de leyes bajo el brazo, sigue pensando que el fin no justifica los medios y que la desobediencia no es la solución. Aún hoy, cuando la manida guerra entre el bien y el mal se libra bajo techo en los tribunales, con trincheras de principios y granadas de coacciones, sobornos, prevaricaciones y cohechos, la búsqueda de la verdadera justicia es su único alimento. Si todavía me quedaran ganas de jugar, hoy, sin duda, mi hermano merecería llevar la estrella de sheriff.

 

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