Error irreparable

Antonia Mª Galán Bañó · Alicante 

Cuando llegaron al pueblo, cargados de niños, perros y enseres, los vecinos ya los vieron con malos ojos. Ahora y pese a los lamentos y disculpas, se les echaba en falta. Eran buena gente, serviciales y trabajadores dispuestos a trabajar en el campo si hiciera falta. Cuando a raíz de la denuncia presentada por los vecinos y acompañando a la comisión del juzgado se entró en la casa, no había restos de droga alguna, solo dos macetas con plantas de remolacha que pretendían cultivar en las tierras arrendadas. No era marihuana. Se les echó del pueblo, literalmente. Ya no habría niños jugando en la plaza, ni se abriría el colegio el próximo curso por falta de niños. Ahora y como última instancia solo cabía esperar que se aceptara el perdón de un pueblo, que como tantos otros, solo ven lo que se aparenta y no como realmente somos.

 

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