El ojo acusador

Gema Fanjul Fanjul · Noreña (Asturias) 

Su testimonio fue una carga de profundidad. Todos los argumentos que me había esforzado en esgrimir en la demanda se habían hundido, de pronto, en el fondo del mar, arrastrando con ellos veinte años de ejercicio en estrados. Y, con su silencio, me seguía escrutando con aquel hermoso ojo, del color del océano en el que yo estaba sumergido, que, acusador, me decía: “presenta un desistimiento, letrado, no puedes seguir defendiendo que el trajín del tráfico de aquella mañana sea la causa de que esté tuerto”. Quise interrogarle, intenté rebuscar en las notas, pero el agua salada en la que me había hundido me inundaba la garganta y empañaba mis ojos ¿o eran lágrimas? Aquella noche, tras perder la iguala de la compañía de seguros me preguntaba ¿Cómo pudo vencerme en un juicio un niño de cuatro años? ¿Qué declaró? os preguntaréis: nada, se limitó a mirarnos.

 

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