Al estilo inglés

Eva Braojos Moya · Madrid 

Primero fue el amor… Mi español de cien palabras fue la disculpa perfecta, para pedir ayuda con la dichosa instancia de descargo a aquél chico sentado en la plaza del pueblo. Después fue la profesión… Siendo mi nuevo novio, y abogado, no hizo falta que le pidiera que me asesorara con el papeleo de la hipoteca. Luego, la fiesta de cumpleaños, con el bizcocho de remolacha al cava, y todos mis amigos, incluído mi exnovio inglés. Y por último, sus celos, el portazo y la inflada factura de sus honorarios… Si quieres un buen abogado, nunca te acuestes con él…

 

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