Imagen de perfilPREPARANDO LA QUERELLA

Maribel Romero Soler 

Mi cliente había decidido invertir en criptomonedas, un nuevo concepto de dinero con el que, afirmaba, se iba a forrar. Abandonó sin titubeos la boyante industria de producción de vinos heredada de su padre e inició un proceso de adaptación a las nuevas tecnologías para saber manejarse por el mundo virtual. Todo iba bien, hasta que descubrió que el churrocoin no era nada, solo un invento de cuatro estafadores que saqueaban sin piedad a un montón de gente tan ilusionada como incauta. Ahora me llama diez veces al día con voz llorosa, me recuerda que lo ha perdido todo y me ruega que acelere el proceso para recuperar su capital. Y yo, mientras preparo la querella, tras comprobar que ni del churrocoin ni de sus espabilados creadores ha quedado rastro en ningún servidor, solo puedo decir que Dios reparta suerte.

 

+4

 

Queremos saber tu opinión

4 comentarios