Imagen de perfilJUSTICIA POÉTICA

Nicolás Montiel Puerta 

Con la urna depositada sobre el tronco caído de la palmera, Evaristo efectuó el análisis de la situación: no había esperanza. Su mensaje no había calado entre sus compañeros letrados. Su competencia para comunicar su condición de imprescindible había fracasado. Qué podía hacer contra socios fundadores, asociados sénior, y demás togas ilustres. Siempre se había considerado a sí mismo como un náufrago en los pasillos de los juzgados, un pistolero solitario que cabalgaba a lomos de su agudeza jurídica. Y había llegado el momento de pagar el precio. El recuento de votos fue un paripé; por 16 votos a favor y 1 en contra, el suyo, los miembros supervivientes de MMMM Abogados decidieron que no había sitio para Evaristo en la balsa.
Diez minutos después, remando con sus maletines, los vio alejarse desde la playa, y sonrió cuando, por encima de la lámina de agua, aparecieron varias aletas de tiburón.

 

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