UN ADN DISTINTO
María Dolores Navarro EstebanSalí de mi casa de la pradera con destino al pueblo, al bufete del abogado. No iba a solventar ningún tema controvertido sino a darle las gracias, en mi nombre y en el de los pocos que quedábamos como yo, por defendernos.
Para no olvidar nada de lo que quería decirle lo escribí todo en un papel que guardé en uno de los bolsillos de mi pantalón. Y durante el largo trayecto que hice a pie, fui memorizando lo escrito sacando cada poco tiempo el papel, releyéndolo y volviéndolo a guardar con el rápido meneo de mano que hacen los magos.
La última vez que repase lo escrito fue antes de entrar en su despacho. Saqué la nota, respiré hondo y leí: “Gracias por defender nuestros derechos, por no considerarnos una pandemia a extinguir. Gracias por entender que solo nos diferencia de los demás un cromosoma más en nuestro ADN”
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Un relato conmovedor. No sobra el cromosoma 21. Falta el cromosoma solidario. Muchas, muchas, muchas gracias por tu relato. He intentado votar tres veces, pero no se puede , ja ja. Por eso te doy mi voto. Muchísima suerte.
Ángel, ¡Qué bien escribes, y defines las cosas!
Solo puedo decir: muchísimas gracias por leerlo,entenderlo y compartir una idea.
¡Muchísimas Gracias, y suerte también para ti!