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Xavier Silvestre i Castejon 

Una ventana negra oculta la pradera verde y el cielo azul. El abogado alterna la mirada entre el fondo de pantalla estándar y el joven informático que, concentrado, hace girar un bolígrafo sobre el índice y el pulgar, mientras con la otra mano manipula el ratón. Esboza una mueca, incapaz de solventar el desastre.

La infección inicial se ha convertido en una pandemia que ha arrasado los archivos, que contenían toda una carrera profesional, y especialmente la carpeta llamada «Álex», piensa el abogado, que finalmente, se decide a preguntar:
– Hay alguna posibilidad de salvar algo?
– Me temo que no. El meneo ha sido tremendo. Está frito. Kaput.

Esa noche el abogado sonríe, mientras devuelve el disco duro al cajón donde su exsecretaria guardaba, bajo llave, las pruebas de paternidad y ADN del maldito Álex.

 

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