Imagen de perfilTrágica absolución

ANTONIO RODRÍGUEZ SOLÍS 

La carta de la muerte sobre el parabrisas de mi coche. Un escalofrío atraviesa mi cuerpo. Es su forma de actuar. Los atropellados latidos de mi corazón marcan el ritmo frenético de las imágenes que pasan ante mí: un sumario mal tramitado, el defecto de forma, la prueba anulada, mi demoledor discurso final, la absolución, la entrevista en el diario digital, mi nombre en el titular, el abogado de moda, la fiesta de hace un rato en el despacho hasta altas horas… Todo lo que me ha traído hasta este oscuro y solitario garaje carece ya de importancia. Esa carta en el parabrisas es su forma de actuar, el macabro heraldo que anuncia la muerte inminente. Mi cliente, culpable, al que tan hábilmente había conseguido poner en libertad, el asesino de la baraja, ha elegido a su próxima víctima.

 

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