JUBILACIÓN ANTICIPADA

Vanesa Rico Lili · Bilbao (Vizcaya) 

Sentado en la butaca de su despacho, consciente de que esa sería la última vez que reposara sus huesos en ella, encendió un cigarro. Al tiempo que inhalaba una profunda y placentera calada pensó lo harto que estaba de ser el muñeco de feria del bufete; de trabajar día y noche para resolver casos que reportaban ingentes beneficios de los que él apenas percibía migajas, de soportar las insolencias de importantes clientes y las exigencias y desplantes de sus jefes. Sonrió. Rió. Se carcajeó satisfecho. Falsear los documentos gracias a los cuales había salvado el culo de aquel pez gordo acusado de malversación de fondos había sido como hacer encaje de bolillos, pero había merecido la pena; suponía su jubilación anticipada. Mañana mismo cogería un barco con destino al paraíso y con el dineral recibido por aquel “trabajo” viviría como merecía lejos de las pirañas… y de la policía.

 

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