HISTORIAS DE ABOGADOS 15

Pedro Truchado Alvarez · MADRID 

Mi abogado es uno de esos hombres que tratan de ocultar su alopecia con un chusco e hirsuto bisoñé. Es como si llevara un ratón de feria muerto en la cabeza. Antes de marcharse de mi celda ha dicho que la situación es difícil, que han encontrado mis huellas en el barco y que la fiscalía parece tener un acuerdo con el principal acusado (lo cual no me conviene). Yo he sonreído dejando escapar el humo del cigarro. Entonces le he dicho: “Tu hija es guapísima. La conozco, sí, me han traído fotos de ella entrando a una fiesta el viernes pasado… qué linda es, y qué bien le sientan los vestidos de encaje. Cuídala mucho, sería una lástima que algún degenerado se cruzara en su camino”. Sé que mi letrado ha entendido el mensaje… se le han erizado hasta los pelos falsos.

 

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