Todo comenzó entonces

Agustín Martínez Valderrama · Gavá (Barcelona) 

Caí fulminado. Alguien me disparó por la espalda. Unas horas antes me despedía de sus padres. Habíamos estado festejando el veredicto. Hace unos meses ni siquiera confiábamos que se celebrara la vista. Temíamos que el juez rechazara mi asistencia como letrado y la personación de nuestro principal testigo. El acusado era un tipo muy influyente. Todavía recuerdo los anónimos. Pero decidí aceptar el caso tras ver el cadáver. Fue una señal. La encontraron la noche que llegué. Desnuda y maniatada. Llevaba diez días desaparecida. Se llamaba Lupita, tenía diecinueve años, trabajaba en una maquiladora y quería estudiar diseño. Nunca imaginé dejar el bufete y cruzar el charco. Apenas conocía Ciudad Juárez. Sólo lo que decían los medios de comunicación. Algunos elevaban a más de mil el número de mujeres asesinadas. Todo comenzó entonces. Una mañana, mientras leía el periódico, cuando mi hijo me preguntó por qué era abogado.

 

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