No apto

María Jesús Crespo Torres · Madrid 

Examinado el certificado médico adjunto al escrito de personación, Su Señoría había vetado expresamente mi asistencia personal a la vista. Mi sitio en el estrado era ocupado por un transmisor de viejo diseño, cuya débil señal hacia llegar mi voz a los presentes. – Un, dos, tres, con la venía, probando, probando, – Alto y claro señor Letrado. Tuve que practicar los interrogatorios y formular conclusiones desde mi domicilio sin referencias visuales de ningún tipo. Ignoraba si alguien prestaba atención a mi alegato final. Ni siquiera pude estrechar la mano de mi cliente al concluir el acto. El informe médico previo obligatorio no dejaba lugar a dudas: no apto para la vida en sociedad. Lo tenía merecido: era fumador.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión