El último escrito

Francisco Doria Palomino · Lima, Perú 

El capo fue claro: a medianoche aceptaría dos mil dólares o tus sesos… y aún te faltaban quinientos. Estabas en sus manos. La reparación civil, el divorcio, la coca te dejaron en bancarrota, y el Colegio te había inhabilitado. Habías dejado todo – te habías traicionado a ti mismo – por ser un abogado “distinguido” y ahora ni tu vida era tuya. Pisoteaste el título enmarcado, una mierda que – en ese momento – te valía lo mismo que papel higiénico usado. El reloj marca casi la medianoche del 31 de mayo. Enciendes el computador y piensas “Si es lo último que hago, que sea lo que quiero. Y quién dice: gano, cobro y me salvo de esta”. Revisas la página www.microrrelatosabogados.com y escribes “personación, diseño, asistencia, señal y vista”. Tu imaginación contextualiza esas palabras cuando sientes el cañón del revólver en la nuca: el capo, llega a cobrar.

 

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