Hermosa y forajida

Marisol Artica Zurano · Castellón de la Plana 

Sabía que su letrado bebía los vientos por ella, María Brown, la forajida más bella y peligrosa de ese lado de la frontera. Por eso accedió a casarse con él si evitaba que el peso de la Ley cayera sobre ella y la enviara a la horca. Y María Brown era una mujer de palabra, la boda se celebraría. Pero ella nunca había dicho cuánto duraría el matrimonio. En cuanto hubo dado el “sí quiero”, una bala silbó en el aire y, rasgando su velo de novia, atravesó el corazón de su recién estrenado marido. La hermosa cuatrera se enfundó de nuevo el revólver bajo la falda de muselina y salió de la Iglesia dando un grácil brinco para no mancharse los zapatos blancos en el riachuelo de sangre que corría por el pasillo. Huyó, sonriente, en la diligencia decorada con lirios que debería haberla conducido al lecho nupcial.

 

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