Crímenes pasionales

William Teixeira Correa · Montevideo (Uruguay) 

“Sospechaba que me engañaba. Yo la amaba con locura, sabe. Teníamos planes. Hasta habíamos iniciado ya las diligencias para la boda. Últimamente, sin embargo, la hallaba rara, como si me ocultara algo. Fue entonces cuando decidí hablar seriamente con ella. Quedamos, pues, en encontrarnos una tarde a orillas del riachuelo, donde nos habíamos conocido. No debí haber llevado conmigo el arma ese día. Siempre imaginé que sus balas tendrían como destino algún delincuente, nunca mi amada. Discutimos, pues, y ella acabó confesándome que sí había alguien más, su verdadero amor, y que había estado pensando en decírmelo, pero no sabía cómo. Aún no sé bien qué pasó luego. Perdí la cabeza, supongo, y le disparé”. Tras oír su confesión, hice la peor defensa de mi vida, logrando así que cayera sobre él todo el peso de la ley. ¡Cómo te echo de menos, Isabel!

 

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