SALAM ALEIKUM

Fco. Javier Borrás Aviñó · Valencia 

Me han plantado un cartapacio sobre la mesa de mi despacho, en esta despiadada tarde en la que el sol está cayendo a plomo. Tengo que defender de una acusación de asesinato al tipo que alquiló un camello, y del que se sospecha que trabaja para los rusos. Está acusado de colocar en las alforjas una carga de explosivos, para que al embajador estadounidense en Marruecos le volaran las pelotas hasta territorio argelino. El socavón producido ha sido de tres metros de ancho por uno de profundidad. El sudor me empapa el pecho y la espalda, por lo que como primera providencia, he decidido tomarme un par de cervezas bien frías, una por el alma del diplomático y la otra por el cuello del camellero. Que Alá se apiade de ambos

 

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