Prioridades

Mar Soler · Castellón 

«Un 5 de enero cualquiera», pensó, mientras cerraba de un golpe seco el cartapacio. Los cerca de 2000 folios del sumario se amontonaban, amenazantes, sobre su mesa. Apagó los plomos, pero una última ojeada bastó para que una gota de sudor acusadora resbalara por su cuello.No flaqueó,aquella noche tenía otras responsabilidades. Dos horas más tarde,Jose Mª de Díaz y Esplugas, juez instructor del caso estrella del año, se recolocaba la giba al ritmo de los tamborileros, maldecía el peso de su Ilustrísima Majestad ,el Rey Baltasar, y evitaba un socavón mientras le guiñaba un ojo a sus tres niños a través del disfraz de camello.»Un 5 de enero cualquiera», pensó. Y sonrió.

 

 

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