¡Maldita ambición!

Esperanza Temprano Posada · Madrid 

Siempre supe que acabaría siendo portada de prensa rosa. Recuerdo la última vez que la vi -Dame un solo argumento para echarme de tu vida– le grité desesperado en plena calle, pero ella simplemente negó con la cabeza y se perdió entre el tumulto de la gente que celebraba el Carnaval. Yo entonces no era nadie, un simple becario que se abría paso en la profesión, pura escoria para su ambición, una china en su zapato que no le permitía alcanzar su objetivo. Pensé que lo nuestro tenía arreglo hasta que se casó con el marqués, después,cuando la vi saltar de programa en programa supe que la cosa no tenía remedio. Dentro de unos minutos comparecería ante el Juez con su flamante marido para responder de un delito de malversación de fondos y todo apuntaba a que sería yo quien terminara con su delirio ordenando su ingreso en prisión

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión