La ignorante becaria

Isabel Pérez Moñino-Aranda · Madrid 

«…Gracias por tu tiempo, por tu dedicación. Gracias por tus tardes de enseñanzas jurídicas y explicaciones de Doctrina y Jurisprudencia. Gracias, por invitarme a tus conferencias en importantes instituciones. Gracias por tu paciencia conmigo. Gracias por invitarme a comer pato confitado, a un precio de vértigo, con esos boyantes clientes. Pero me voy. No aguanto más…» Terminé la demanda de desahucio que vencía mañana, dejé la carta, de lo que se podría denominar mi «baja voluntaria»,sobre la mesa de su despacho y cerré la puerta del bufete para siempre, sin poder evitar que una lágrima discurriera impaciente por mi rostro, lamentando no haberle dado las gracias por todos esos meses sin contrato y sin salario.

 

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