Cuento de Navidad

Alberto Mittelbrunn Espinosa 

¡rase una vez un abogado de prestigio, paradigma del éxito profesional. Su vida discurría recta y ordenada como los patios escurialenses. Implacable en el estrado. Dúctil y fiable en el compromiso. De alegación en alegación, de conferencia en conferencia, impartía doctrina en foros y ateneos. Pero lo que realmente ansiaba el letrado era que llegase la noche. Diríase que aquellas intensas jornadas eran solo una excusa para localizar exteriores con que filmar luego sus sueños. Porque, en la cama, abrazado a la almohada, su mente daba vueltas y vueltas como un derviche en pos de la armonía universal. Soñaba un lugar en el que los saberes fragmentarios se reunificaban en el conocimiento total y resplandeciente. Un país mágico habitado por gentes hospitalarias donde no existía el desahucio. Un lugar prodigioso donde el modesto pato se trasfiguraba en cisne, el mar cabía en una lágrima y las palabras eran música.

 

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