Balanza

Jacqueline Bauer Bravo · Guayaquil (Ecuador) 

El argumento de la fiscalía era claro. La escoria es escoria, sea española, gringa o china y no hay derecho a hacer distinciones entre un becario árabe y uno nacional. Cuando se formó el tumulto, el acusado le había lanzado piedras a los guardias y estos lo golpearon para imponer el orden. El defensor alegaba que su defendido simplemente pasaba por el lugar y si lo detuvieron no fue por su participación, sino por su nacionalidad. El juez, se mesaba la barba, dubitativo entre un racismo congénito y la falta de pruebas condenatorias y la estatua de la justicia, sonreía pícaramente, mientras su balanza se inclinaba a uno u otro costado de forma alterna.
Fuera cual fuera la decisión, esa noche el magistrado no iba a dormir tranquilo.

 

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