Al este de Smara

Fernando Alonso Morán · Madrid 

Y me pregunto… ¿Qué hago yo, empapado de sudor, a lomos de este camello, mientras un sol inmisericorde, cae a plomo sobre mi cabeza? ¿qué invisible hilo me ha llevado de Don Facundio López, alférez, que fue, de la Legión, muerto al estrellar su vehículo en un socavón de la Castellana, al cartapacio de vetusto cuero negro, dónde se recogían sus últimas voluntades, y de este, a la ruta de camelleros que discurre entre Smara y Tombuctú, cruzando Sáhara y Sáhel?. Que el alférez me eligiera como albacea testamentario, siendo yo un desconocido abogado, recién colegiado, fue una gran sorpresa. No menor resultó el contenido de sus últimas voluntades, “Lego todos mis bienes a la familia de los Tawhilam, tuaregs, con domicilio cambiante en cualquiera de los oasis del camino a Tombuctú”. No crecen rosas, al este de Smara. Sigo el camino que señalan las estrellas, busco a los Tawhilan.

 

 

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