Madryn
Silvana Miriam VilellaDe este lado del ring, los directivos de GIGDAL. Del otro, el abogaducho. El ring es, en realidad, la sala de un Tribunal; GIGDAL, una sigla que significa “Gigante del Aluminio” y “el abogaducho”, el apelativo con el que sus directivos nombran al defensor de las víctimas.
La ciudad se llama Puerto Madryn y tiene fama de paraíso natural. Cada septiembre se llena de turistas que buscan ver danzar a la ballena franca.
Cuando la Audiencia empiece, el defensor dirá que doscientos empleados del Gigante han muerto de cáncer. Usará términos como brea y contaminación y otros más técnicos como hidrocarburos policíclicos aromáticos. Los directivos contestarán que la energía que usan es limpia y asequible. Que son la única alternativa de trabajo en el lugar. Propondrán renovar los acuerdos y poner precio a los muertos.
Mientras tanto, afuera, los turistas seguirán aplaudiendo, extasiados, la belleza del mundo.
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Tan duro como real y vigente desgraciadamente. Muy buena historia para despertar conciencias a través de una lectura preciosa. Mi voto y enhorabuena. Un abrazo.
Detrás del escenario, muchas veces, existe una trastienda que nadie ve, con sus trapos sucios. Por desgracia, cuando la puerta de atrás se abre y toda la podredumbre queda a la vista de todos, las cosas ya no suelen tener remedio. Parece cuestión de tiempo que el paraíso natural de tu historia quede degradado de forma grave, entonces no habrá dinero que tape todos los desmanes, pérdida de vidas incluida.
Un relato sobre la convivencia y el respeto al medio ambiente, con sus consecuencias nefastas cuando nada se respeta.
Un saludo y suerte, Silvana
Un relato sobre lo que ocurre detrás de los carteles. Muy bien contado. Enhorabuena, mi voto, y Vivan los abogaduchos! Un saludo
Pues has descrito la vida misma, por desgracia. Así es, gigantes contra «abogaduchos», muertos por el camino y gente que disfruta a costa de otros totalmente ajena a su sufrimiento. Mi voto para que todo cambie. Un beso.
David contra Goliat, es la triste realidad pero siempre con la esperanza de que David triunfe al final de la batalla. Buen relato y mi voto. Suerte Silvana.
Tal cual.