Imagen de perfilGenio y figura

laura pilato rodríguez 

Entro en la residencia de la mano de mi nieta.
El edificio está situado en un apacible entorno natural, y a una distancia asequible para las visitas.
Sé que no tiene otra alternativa, pero no puede evitar sentirse culpable.
– » Estaré bien, cariño»- le digo tratando de insuflarle un poco de energía.
El ambiente del interior me recuerda los días bulliciosos en el juzgado. El personal desbordado, las protestas de los internos, y el desorden de formularios e impresos sobre la mesa del director. ¡Menudo caos!
Las paredes están pidiendo una mano de pintura, y habría que renovar el mobiliario, las cortinas…
Nos despedimos en la puerta. Ella prolongando el abrazo para esconder las lágrimas; mientras yo le susurro :
-Cuando vengas a verme, tráeme la toga y el mazo. Alguien tiene que poner orden en esta casa de locos.

 

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