Imagen de perfilColgar la toga

RAQUEL FRANCO 

En los aledaños de la sala el ambiente parecía distendido. Varios grupos de letrados charlaban de forma jovial. La “superliga” por un lado, se instauraba como trending topic del pasillo. Al otro extremo, junto a la escalera, los avances de la vacunación parecían ser una alternativa de palique. Al fondo, Alfredo aguardaba con su cliente para entrar en sala mientras cavilaba preocupado. Se jugaba mucho. Hace ya más de un año que un farsante perverso casi le hace colgar la toga. A él, que derrochaba energía, que desbordaba vocación y levantaba admiración por su carisma natural. Tan devastado estaba, que el mismo abogado dudaba de que volver a ejercer fuera asequible. Tras diez años de ejercicio, los fundamentos de su sentencia fueron demoledores: síndrome del impostor, cuadro de estrés crónico y ansiedad acumulada. El fallo, quince meses de terapia para renovar su energía y recuperar la paz de su alma.

 

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