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Isabel Forteza Castaño 

María estaba en esa línea que separa la niñez de la adolescencia. De mayor quería ser abogada, defender los derechos de los refugiados y luchar contra el racismo y la xenofobia.
Aquel día su semblante se ensombreció cuando entró en la cocina y descubrió el nuevo frigorífico que había comprado. La decepción inundó su rostro y alimentó el sonoro portazo envuelto en sollozos. No comprendía por qué no podíamos permitirnos viajar hasta Argelia para conocer en persona a su amiga saharahui, pero sí invertir dinero en la compra de otra nevera.
—-Renovar los electrodomésticos es una buena alternativa para ahorrar luz y que la factura sea más asequible —le expliqué. Así, el próximo verano podremos acoger en casa a Zahira.
Su cara se iluminó con una gran sonrisa.
Ahora, mientras espera ese ansiado momento, emplea su energía natural en perfeccionar el braile para seguir escribiendo a su amiga.

 

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