Imagen de perfilEXCESO DE PRODUCCIÓN

Maria Maymó Puig · Los Realejos 

La culpa de todo la tuvo el caldo de pollo y el colesterol, así se lo conté al juez cuando me preguntó por el abandono del confinamiento. A mí me encanta la sopa y asesorada por tantos whatsApp recomendando ingerir bebidas calientes en contra del coronavirus me puse manos a la obra. Degusté caldo a todas horas, si hubiera sido una vacuna estaría inmunizada. Del pollo hice croquetas, mi colesterol no me permite comerlas, pero mis hijos se desviven por ellas. No caí en la cuenta que no podían visitarme y en breve mi congelador se saturó. Me alarmé, predicadora siempre de la producción y consumo responsable, me sentía culpable. Menos mal señor juez que enseguida encontré la solución, objetivo: “hambre cero”. Y ahí me pillaron los agentes, en pleno reparto, pero que conste en acta, de propagación nada, llevaba guantes y mascarilla.

 

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